
¡Hola familia! Hoy os vamos a hablar de un animalito que todos hemos visto alguna vez: La mariquita.
Prácticamente todos somos capaces de identificarlas, pero ¿Las conocemos en realidad? Si queréis responder SÍ, ¡Seguid leyendo!
La mariquita pertenece a la familia de los Coccinellidae y al orden de los coleópteors. Es decir, se trata de un escarabajo.
Existen más de 5000 especies de mariquitas en el mundo.
Sus parientes más cercanos son los gorgojos, los ciervos voladores ¡E incluso las luciérnagas!
Aunque en España estemos acostumbrados a verlas sobretodo de color rojo y naranja con puntos negros, la realidad es que hay muchas variedades de colores y puntos incluso algunas son completamente lisas, sin puntos. Otras presentan rayas....
De hecho, esos colores tan llamativos son para advertir de su mal sabor a sus posibles depredadores. Es por ello que las mariquitas apenas tienen enemigos naturales, sólo algunos pájaros como las golondrinas, algunos anfibios y otros insectos más grandes.
Cuando se sienten amenazadas segregan una sustancia de mal sabor por sus articulaciones. También "se hacen las muertas" para eliminar el interés hacia ellas en caso de que se sientan en peligro.
Las 6 patas de la mariquita son de color negro y su caparazón sirve para guardar y proteger las alas que despliegan cuando precisan volar.
La mayoría de especies de mariquitas son depredadores (Unas pocas son herbívoras) siendo su presa favorita es el pulgón, aunque también depreda otras especies de insectos pequeños y ácaros. En la etapa adulta también pueden comer hongos y polen, aunque siempre van a preferir depredar.
Las mariquitas son insectos de hábitos diurnos y en los meses de frío realizan una hibernación para después regresar a los campos en primavera y reproducirse.
Su hábitat se extiende casi a todos los rincones del planeta (menos las zonas heladas). Básicamente encontraremos mariquitas allá donde encontremos a sus presas. (Una mariquita puede comer miles de insectos a lo largo de su vida, por la que su presencia en los huertos es muy bien recibida). De hecho son unas excelentes controladoras de plagas.
Son animales seminómadas, puesto que permanecen en una zona hasta que sus presas se acaban. Luego se moverán en busca de otra zona en la que se encuentren nuevas colonias de presas y volverán a quedarse allí.
De carácter solitario, sólo se reúnen para determinados momentos, como la reproducción y la hibernación.
Durante los meses de hibernación, se agrupan bajo tierra para poder soportar mejor las temperaturas y para que al volver a salir en primavera estén cerca para reproducirse.

En cada puesta pueden poner hasta 400 huevos de color amarillo, llegando a poner más de 2000 en un año, que eclosionarán entre marzo y abril.
La hembra suele dejar sus huevos en hojas de plantas que tengan pulgón, ya que cuando las larvas nacen, directamente comienzan a alimentarse de ellos.
Las larvas son alargadas con seis patas, de color negro con manchas blanquecinas o anaranjadas. A las semanas sufre una metamorfosis que la lleva a la fase de pupa en la que alcanzará su forma adulta. También desarollará las alas.
Cuando el adulto emerge de la pupa, aún no tiene su coloración final, pero sólo tardará unas horas en asentar sus colores.
Cuando la pupa se ha desarrollado por completo y se transforma en adulta, pasarán todavía unos días hasta que sean sexualmente activos.



Su esperanza de vida media es de un año, aunque algunas especies pueden vivir hasta tres.
Su estado de conservación actual es el de en peligro de extinción, debido a factores como el cambio climático, la pérdida de hábitats y el desplazamiento por otras especies invasoras.